TÍO CONEJO



LOS CUENTOS DE TÍO CONEJO pertenecen tanto al folklore estadounidense como al latinoamericano, y constituyen, entonces, un elemento común a ambas culturas. 

Convertido desde el momento de su aparición en un clásico absoluto de la literatura norteamericana, las cuentos narrados por el Tío Remus son un retrato absolutamente necesario de aquello que sucedió en una época y lugar muy concretos: la esclavitud, el sur de Estados Unidos antes y después de la guerra civil, la segregación racial…

Con estas fábulas y leyendas nacidas en las mismas plantaciones, más de cien cuentos narrados cada noche por un viejo esclavo a un niño blanco –y magistralmente traducidos por Jaime de Ojeda–, Joel Chandler Harris (influencia e inspiración para autores como Mark Twain, Beatriz Potter o William Faulkner) recopiló, registró y conservó un folclore que estaba a punto de perderse. Nos permitió tener un panorama –no siempre agradable– del momento, además de un inigualable testimonio filológico y cultural.

Pero, simultáneamente, Tío Conejo es un personaje picaresco de cuentos del folclor de la zona del Caribe, con especial importancia dentro de la cultura costarricense y venezolana. Representa al personaje débil pero inteligente que logra burlarse de los poderosos. Generalmente en los cuentos, debe engañar para evitar ser devorado.

En algunos países, aunque no existen escritores especializados exclusivamente en literatura infantil, hay  quienes  hacen  el  esfuerzo  de  desempolvar  y rescatar  del  olvido  los  temas  y  personajes  provenientes de la tradición oral. Entre los escritores argentinos,  que  han  rescatado  parte  de  ese  infinito caudal, está Julio Aramburu, quien, en su libro «El folklore de los niños», recoge canciones y leyendas de acento norteño; en parte, inspirado por don Juan Villafone, cuya obra, «El libro de cuentos y leyendas», narra las aventuras de «Don Juan, el Zorro». 

En  Bolivia,  Antonio  Paredes  Candia  publicó  un pulcro volumen de relatos titulado «Cuentos bolivianos para niños», que cuenta las andanzas de un zorro ladino, conocido con el nombre de Atoj Antoño. El animal astuto, personaje preferido de los fabulistas, en la primera parte del libro se burla de la ingenuidad de todos los animales y, en la segunda, tropieza con un animal más pícaro que él, conocido con el nombre de Suttu, que es un conejo que trama sus planes hasta vencer al zorro. El texto contiene expresiones y sonidos onomatopéyicos en el dulce lenguaje de los quechuas y aymaras. 

En Bolivia se encuentran tantos cultores de la fábula como compiladores de los ingeniosos relatos  que  se  escuchan  en  labios  del  pueblo.  Cabe mencionar la antología «Selección del cuento boliviano para niños», de Hugo Molina Viaña, donde se destaca  el  eminente  folklorista  Felipe  Costa Arguedas,  con  el  cuento  «La  perdiz  y  el  zorro». Toribio Claure hizo también intentos de adaptación del «Cumpa Conejo», pero sin lograr buenos resultados,  ya  que  sus  textos,  sensiblemente,  tuvieron tratamientos demasiado didácticos, como todos los textos de lectura y escritura de la literatura infantil,  que  en  un  principio  estuvieron  sometidos  a  la tiranía de la pedagogía. Por suerte, desde los años 80 del siglo XX, varios autores se han esmerado en hacer adaptaciones literarias de la tradición oral, considerando  el  grado  de  desarrollo  lingüístico  e intelectual de los niños. 

En Colombia prolifera el género de la fábula y tiene  excelentes  cultores.  El  escritor  Rafael  Pombo es,  además  de  precursor  de  la  literatura  infantil colombiana, el primero en haber dedicado mucho tiempo a la infancia, al igual que Rubén Darío, José Martí, Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou. Otro gran escritor es Euclides Jaramillo, quien, orgulloso de su predilección por los cuentos populares ha publicado el libro «Cuentos del pícaro Tío conejo», entre  los  que  destaca  «Tío  conejo  y  Tía  zorra muerta».  

Entre  esa  pléyade  de  fabulistas colombianos se cuenta a José Manuel Marroquín, quien fue Presidente de la República y reconocido autor de fábulas que recitan los niños en la escuela no sólo porque tienen chispa, sino también porque es el género más tradicional de la literatura infantil colombiana,  que  cada  vez  acrecienta  más  su círculo de lectores. 


Mención particular ha de hacerse del libro Fábulas de Tamalameque (1990), de Manuel Zapata Olivella (1920-2004) médico, antropólogo y escritor colombiano, quien es considerado uno de los más importantes representantes de la cultura afrocolombiana por su trabajo por divulgarla, registrarla y preservarla en forma de literatura, donde cultiva por primera y única vez este género tan antiguo como exigente. En la obra hay una narración principal que ocupa la mayor parte del relato: los animales, liderados por Tío Conejo, se juntan para alcanzar la paz y dentro de este gran relato se incorporan otras historias. 


Fábulas de Tamalameque, escritas por Manuel Zapata Olivella, e ilustradas por Rafael Yockteng, son un conjunto de fábulas que pueden ser exploradas de forma individual o como capítulos de una novela infantil, donde los animales se reúnen buscando conseguir la paz entre ellos, a la vez que nos permite conocer las especies vegetales, animales y la cultura local de una región colombiana del departamento del Cesar: Tamalameque.

Tío Conejo y otros amigos convocan a una reunión urgente en casa de tía lechuza, tú estás invitado a esta importante reunión para hablar sobre la paz. Ahhh, pero ¿conoces la clave para que te abran la puerta sin problema?

Accede al Libro al Viento: Fábulas de Tamalameque

En  Ecuador,  como  en  ningún  otro  país  de Sudamérica, existe muy poca literatura destinada a los niños, y lo poco que existe está adscrito a la educación como material didáctico. No obstante, cabe mencionar la figura del «poeta indio» Juan León Mera, quien, al margen de escribir cartillas educativas para jóvenes y niños, escribió el magnífico libro «Poetas y cantores del pueblo ecuatoriano», en el cual recogió la tradición popular y el folklore  de  su  tierra.  

Especial  mención  merece su novela «Cumanda», una de las versiones de la leyenda «Virgen del Sol», inicialmente escrita en verso.  La  novela  romántica  de  Juan  León  Mera puede  ser  leída  por  niños  y  adultos,  como  esas grandes  novelas  escritas  por  Dickens,  Tolstoi, Stevenson o Juan Ramón Jiménez. 

Perú cuenta con varios compiladores de la tradición oral, entre ellos, Arturo Jiménez Borja, que dio  a  conocer  el  libro  «Cuentos  y  leyendas  del Perú», selección que incluye títulos como «La culebra y la zorra», «El sapo y la zorra», «El puma y el zorro» y el conocidísimo relato «El zorro y el cuy»  (cuy:  roedor  oriundo  de  Perú,  Ecuador  y Bolivia). 

Manuel Robles Alarcón tiene publicado el  libro  «Fantásticas  aventuras  de  Atoj  y  el Diguillo»,  Marcos  Youri  Montero  el  libro «Gauchiscocha»  y  Enriqueta  Herrera  el  libro «Leyendas y fábulas peruanas», inspiradas en los antiguos  cronistas  de  Indias,  cuyas  obras  están salpicadas de preciosos relatos pertenecientes a la  cultura  incaica,  como  la  fábula  «La  zorra vanidosa». 

Otros autores que recrearon cuentos y fábulas de la tradición oral peruana son: José María  Sánchez  Barra,  Felipe  Pardo  y  Aliaga, Mariano Melgar, José Pérez Vargas, César Vega Herrera y Amalia Alayza de Ganio, quien, al igual que José María Arguedas y Ciro Alegría, se dedicó a  relatar  la  vida  del  hombre  andino.  El protagonista central de sus libros, «El pastorcito de  los  Andes»  y  «Las  aventuras  de  Machu Picchu», es un niño pastor que nos da a conocer, por  medio  de  sus  aventuras,  las  costumbres  y leyendas de la tierra peruana

Tío Conejo y Tío Caimán - Cuentos de Animales del Caribe

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Cuentos del Tío Remus

La importancia y trascendencia de los cuentos de El Tío Remus está latente en varios aspectos de su propia conformación, suponiendo así una obra maestra de la fábula folclórica. Para comenzar esta reseña, sería un insulto no mencionar la gran labor compilatoria de estos cuentos y leyendas de los esclavos negros del sur. Eran cuentos hablados en una lengua fruto de muchos dialectos, haciendo que su resultado fuese algo incomprensible, lo que da un mayor mérito al recopilador, quien intentó dar forma sin romper con su originalidad.

Estas historias eran contadas entre ellos, los esclavos, sin llegar a ser conocidas en el ámbito blanco, lo que explica la gran sensación que provocó sobre el público lector de la época su aparición en forma de libro. La creación de este mundo imaginario tan colmado de detalle y cuidado alentó la curiosidad de muchas personas, siendo un claro detonante y forma de inspiración para la elaboración de otras obras fantásticas posteriores. Fue un verdadero impacto —tanto en importancia como en duración— para la literatura norteamericana.

El autor es Joel Chandler Harris, nacido en 1838 en el Estado de Georgia, hijo de una inmigrante irlandesa que llegó a Estados Unidos. Chandler se interesó por el periodismo tras contestar al anuncio del dueño de una plantación que necesitaba un aprendiz de imprenta para un periódico local. Fue en esta labor donde el joven logró integrarse en el mundo de los esclavos negros y así comenzar a conocer la riqueza del folclore del que extraería sus historias. Conforme las fue publicando en diversos periódicos, el interés por estos relatos fue creciendo hasta llegar a una gran popularidad.

El libro, tras un prólogo, muestra dos partes cuya única diferencia es el tiempo. En la primera parte (la más breve) se cuenta un cuento o leyenda por día, mientras que en la segunda todo sucede por la noche, contándose en cada una cinco cuentos diferentes. La estructura de la narración nos puede traer un vago recuerdo de una obra clásica de la literatura española, El Conde Lucanor. Aunque no es enteramente similar, sí que comparten muchos aspectos, como que sea un hombre anciano (en este caso el esclavo negro de la casa) quien narra a un joven cuentos cuyo objetivo es una moraleja. Solo que, esta vez, esta moraleja o enseñanza no es una resolución a un problema que aflija el niño, sino que sirve como regañina por algo que el Tío Remus ha visto hacer al chico anteriormente.

De esta forma, el tiempo de narración queda desdoblado en dos partes, siendo una la que concierne a la relación del Tío Remus con el niño, y la otra que marca los relatos que el viejo esclavo cuenta a su joven oyente. Sin embargo, esta segunda narración no resulta tan clarividente. Al comienzo del libro, uno piensa que todas las leyendas que el Tío Remus cuenta siguen un orden cronológico lineal formado por unos hechos que suceden a otros, pero esto no es así. Toda esta cultura folclórica que gotea de la garganta del tío se ha obtenido por una transmisión oral, por lo que se entiende que muchas veces haya saltos en el tiempo, improvisaciones para salir del paso, innovaciones introducidas sin previo aviso e incluso incoherencias, que el niño va apuntando, lo que supone para el Tío Remus una falta de respeto hacia su persona como rapsoda.

Los cuentos del Tío Remus crean un mundo de fábula, que conforme van sucediendo los relatos, toma forma. En un principio, se presenta una realidad habitada solamente por animales, siendo considerados todos ellos hermanos entre sí. En varias ocasiones el Tío Remus, al referirse a estos hechos imaginarios hace referencia a un pasado, dando a entender que todo lo que narra en sus cuentos pertenece a una época anterior a la presente, en la que los animales eran quienes dominaban la tierra, precediendo así a los humanos.  Es más, al comienzo parece que solo exista una familia animal de cada especie, haciendo entender que todos los animales que por estos días ocupan los campos y bosques son los herederos de todos los personajes de sus cuentos.

Esta herencia no solo es biológica, también es moral. Por el contrario, esta ética se verá reflejada en otro tipo de animal, el humano, de forma que todos los pecados que caracterizan a los distintos animales de los escritos (tales como la gula, la lujuria, la pereza o la soberbia) son el origen del comportamiento y la actitud del hombre. Sin embargo, esta cosmovisión del mundo del Tío Remus va cambiando, ya que en un momento dado aparece como un personaje más el Mano hombre, siendo tratado como una bestia más. Esto quiere decir que no solo existían los animales exclusivamente, sino que en realidad todos vivían en compañía, con la diferencia de que, por ese entonces, los animales eran seres independientes y autosuficientes, capaces de comunicarse con la raza humana. De esta forma, todo ello hace pensar que, desde la perspectiva fabulosa de los cuentos, los animales han sufrido una involución por el carácter dominante del hombre, que se hace relucir en algunos de sus relatos.

A pesar de que hay muchas moralejas con diferentes enseñanzas (como el no hacer trampas, valorar el poder de los más insignificantes, la injusticia de pagar justos por pecadores o no replicar a los mayores), hay una idea que engloba todos estos cuentos: la astucia es mucho más fuerte que la malicia. Todo el tiempo se puede ver como los animales que en un principio resultan más inofensivos, como el Mano Conejo o el Mano Galápago, son quienes consiguen siempre la victoria sobre las otras bestias de una fuerza y poder más evidente, como el Mano Zorro o el Mano Lobo. Sin embargo, esta imagen del más débil, en este caso representada en mayor medida por el Mano Conejo, se transfigura, volviéndose en una criatura sin escrúpulos y cínica, capaz de maltratar, e incluso quitar la vida, a otros por simple divertimento. Llegando al punto de una transvaloración de jerarquías, siendo los depredadores quienes temen a la presa. No por su fiereza, sino por su arte del engaño.

Joel Chandler Harris, El Tío Remus

Traducción de Jaime de Ojeda

Madrid, Páginas de Espuma

534 páginas, 25 euros

https://revistacontrapunto.com/un-folclore-animal-los-cuentos-del-tio-remus-joel-chandler-harris/


Cuentos de Tío Conejo



Tío Conejo es un personaje picaresco de cuentos del folclor de la zona del Caribe, con especial importancia dentro de la cultura costarricense venezolana. Representa al personaje débil pero inteligente que logra burlarse de los poderosos. Generalmente en los cuentos, debe engañar para evitar ser devorado.

Tal como los cuentos de la araña Anansi, tiene profundas raíces en África y probablemente refleje las luchas de los esclavos africanos para sobrevivir física y culturalmente en un mundo de blancos. De esta forma los relatos del inteligente conejo proporcionaban alegría e inspiración para los esclavos sometidos, que veían en el personaje la posibilidad que su situación variara o al menos tener una forma de burlarse de sus amos y hacer más llevadera su esclavitud.1​La mayoría de las historias del Tío Conejo tienen equivalentes en el folclor de otros países con que tiene sus propios personajes picarescos.


Características

Tío Conejo es una personificación del típico astuto embustero que siempre logra salirse con la suya mediante la trampa y el engaño. Es el arquetipo del personaje pícaro de la literatura hispana que logra burlar a sus rivales más de una vez, sin llegar a ser un héroe propiamente dicho.

Si bien en África no hay conejos ni tigres o zorros, es posible que en ese continente fueran representados por otros animales locales y por lo tanto estos cuentos corresponden a una adaptación o una forma de sincretismo. El sincretismo religioso que ocurrió en la América Católica desmitificó las historias africanas y secularizó las creencias. El amplio espacio geográfico de estos cuentos y la forma como han sobrevivido en diferentes culturas muestra que debe existir algún tipo de relación entre el folklore y ciertas características culturales o étnicas comunes de estas naciones.2

El Tío Conejo al enfrentarse a animales más grandes, fuertes y feroces, representa la eterna lucha entre el débil y el fuerte. La rivalidad entre la inteligencia y la fuerza bruta. Cuando un grupo humano teme a algo, inventa historias graciosas y burlescas del ser temido.


Ejemplos de historias


El tío Conejo y el tío Tigre: Los cuentos protagonizados por Tío Conejo en Venezuela, si bien están difundidos por todo el país, tuvieron su principal auge en el Llano, donde las haciendas y sembradíos eran el principal espacio en el que trabajaban los esclavos antes de que la esclavitud fuese abolida oficialmente en el país en 1854. Sin embargo, no se conoce que ningún escritor venezolano hiciese el trabajo de recopilar estos cuentos antes de 1949, cuando Rafael Rivero Oramas publicó Tío Conejo Detective. Luego, de 1949 a 1967, a través de su revista Tricolor, Rivero serializó las historias que luego publicó en 1973 como libro, El Mundo de Tío Conejo.

La figura de Tío Tigre surge como la respuesta a la necesidad de una contraparte masculina para el Tío Conejo que engendrara la fuerza bruta, este terminó siendo el jaguar (el tigre americano), protagonista y antagonista común de varios cuentos indígenas. Existen, además de los cuentos donde se enfrenta a Tío Conejo, también ellos en los que se relatan sus desventuras al tratar de comer o aprovecharse de otro animal, en los que siempre termina vencido y sin poder comer.

Los cuentos folclóricos protagonizados por estos personajes suelen tener una estructura muy común:

Al principio del cuento se encuentra Tío Conejo o Tío Tigre en sus andanzas, a veces buscando alimento o bebida, a veces simplemente buscando engañar (y a veces hasta matar) a su contrincante. Es entonces cuando los personajes se encuentran. Tío Tigre presenta una clara ventaja sobre Tío Conejo, y queda manifiesto que solo quedan segundos antes de que se lo coma (a veces la víctima no se trata del propio conejo, sino de algún familiar o amigo), y cuando está a punto de proceder, Tío Conejo rápidamente desarrolla una mentira con la que logra engañar al tigre, este siempre la cree, y al caer en la trampa puesta por el conejo, Tío Conejo aprovecha de escapar habiéndose salvado a él, o a quien fuese, mientras Tío Tigre jura vengarse.

Si bien existen muchos cuentos dispersos, a continuación se enlistarán algunos de los más famosos, varios de ellos recopilados por Rafael Rivero Oramas:

 

  • Las vacas de Tío Conejo
  • El funeral de Tío Tigre
  • Tío Tigre, Tío Conejo y Tío Morrocoy
  • La cena de Tío Tigre
  • La piedra del zamuro (o Por qué el Tío Conejo tiene las orejas tan largas)
  • El hojarasquito del monte
  • De cómo Tío Tigre le pidió los papeles a Tío Burro
  • Tío Conejo, Tío Tigre y el ventarrón

 

En la Literatura

En 1920 se publica en Costa Rica, Cuentos de mi tía Panchita una colección de cuentos de la escritora costarricense María Isabel Carvajal, conocida bajo el pseudónimo de Carmen Lyra. El texto es una colección de veintitrés cuentos de hadas que tradicionalmente se han agrupado en dos partes: los cuentos de la tía Panchita propiamente dichos, cuya temática se encuentra basada en cuentos folclóricos europeos como la Cenicienta o Hansel y Gretel, y los cuentos de tío Conejo. Esta parte son diez cuentos que se hallan basados en historias pertenecientes a la tradición oral de Latinoamérica, distinguiéndose en ellos sus orígenes africanos, cuyos relatos pasaron a América traídos por los esclavos negros, quienes legaron el personaje de Uncle Remus y de la araña Anancy, basados en deidades africanas. El personaje principal de los cuentos es Tío Conejo, personificación clásica del astuto embustero que siempre se sale con la suya mediante el engaño.

En 1945 Antonio Arráiz publicó su propia versión politizada de Tío Tigre y Tío Conejo, el mismo año en que el general Isaias Medina Angarita era derrocado de la presidencia de Venezuela. Aun así se sostiene que Arráiz ya trabajaba en estos cuentos desde hacía tiempo, puesto que los cuentos tienen referencias al gobierno del general. El momento era propicio para que los intelectuales venezolanos publicaran, dados los tiempos relativamente pacíficos y de libertades (1936-1944) que el país vivía después de experimentar su más larga y sangrienta dictadura (la de Juan Vicente Gómez 1909-1935). Es en este contexto donde Arráiz publica su texto conformado por siete cuentos, los cuales funcionan como episodios de una historia más larga, excepto por La Cucarachita Martínez que no tiene nada que ver con Tío Conejo. Estos cuentos se definen por mostrar una sociedad de animales que toman el lugar de los ciudadanos venezolanos, donde Tío Tigre es una figura de autoridad que trabaja por la conveniencia de una minoría poderosa, y de cómo Tío Conejo, valiéndose de su astucia, defiende los derechos de una mayoría proletaria e indefensa.


Nadie puede reclamar la autoría de los cuentos de Conejos en ese constante contar y recontar. Cada país tiene relatos diferentes con temas similares e incluso tramas idénticas. No obstante, Tío Conejo es representado en formas a veces sutilmente, a veces dramáticamente diferentes. Conejo puede ser un pillo o un compañero fiel; un animal movido por apetitos o deseos de venganza, o alguien que sigue un antojo infantil para engañar por el solo placer de hacerlo. Puede ser un padre o un solterón lujurioso con bromas sexualmente explicitas. Sin embargo, su picardía está supuestamente justificada, y, a diferencia de Brer Rabbit, su primo afroamericano, Tío Conejo raras veces pierde o le sale el tiro por la culata. https://steemit.com/spanish/@hlezama/tio-conejo-raices-africanas-y-versiones-venezolanas-parte-ii



Bibliografía


  • Flores de Tovar, Olga, Cristina Flores, y Gladis Requena. Castellano y Literatura I. Caracas: TEDUCA, 1986.
  • Harris, Joel Chandler. Uncle Remus. His Songs and His Sayings. New York: Appleton’s 1910.
  • Rivero Oramas, Rafael. El Mundo de Tío Conejo. Caracas: Ekaré, 1999.
  • Almoina de Carrera, Pilar. Había una vez 26 cuentos. Caracas: Ekaré, 1999
  • Arraiz, Antonio. Tío Tigre y Tío Conejo. Caracas: Monte Ávila Editores, 1980.

      Fuente:  https://es.wikipedia.org/wiki/Cuentos_del_T%C3%ADo_Conejo



El Tío Conejo volvió para quedarse


14 Julio 2018


La Esfinge Teatro de Ilusiones presentó un bello espectáculo para toda la familia el pasado 17 de abril de 2018 en Teatro Estudio del TEATRO MAYOR JULIO MARIO SANTO DOMINGO, en el que integró con gran imaginación, narración oral, actuación, música folclórica y animación de muñecos los Cuentos de Tío Conejo; logrando el asombro de niños y también de adultos.

Con el pasar de los años, el auge de la televisión y la globalización, los Cuentos de Tío Conejo fueron borrándose de la memoria colectiva, de ahí que el grupo teatral contempla la necesidad de rescatar la narrativa oral para que sigan en la memoria como patrimonio cultural.

Desde las selvas del África, del Amazonas y del Chocó, estos relatos de animales y de tambores llegaron para quedarse en la memoria de los niños, y también los padres de familia, que tuvieron la oportunidad de vivir esta bonita experiencia teatral con el Tío Conejo.

La Esfinge Teatro de Ilusiones fue fundada en 1995 por un grupo de artistas con una trayectoria de 30 años en la actuación, dramaturgia, dirección y producción de montajes escénicos. Éste es el caso de Carlos Alberto Sánchez Quintero y Amparo Lucía Olaya, quienes años atrás habían fundado grupos como el Teatro Experimental América Latina (TEAL), el Centro Cultural Gabriel García Márquez y el Teatro Quimera. En la actualidad La Esfinge pertenece al sector de grupos profesionales de teatro de larga trayectoria avalado por IDARTES.

https://www.teatromayor.org/es/noticia/el-tio-conejo-volvio-para-quedarse

Estrategia de comunicación para el rescate de los cuentos del Tío Conejo

Cortometraje inspirado en los cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo

ASÍ SE COMPUSO LA MÚSICA PARA LA OBRA TÍO CONEJO ZAPATERO


Cuentos de Tío Conejo convertidos en música


Los cuentos de Tío Conejo no son muy conocidos para las nuevas generaciones, pero convertidos en música seguramente llegará a muchos cordobeses y a muchos colombianos que le apostarán al proyecto del joven músico y comunicador social monteriano Liam Puche y a su agrupación Provincia Costanera.

Se trata de una iniciativa construida a partir del concepto “postales sonoras” y para el efecto se grabó un videoclip en siete locaciones geográficas del medio y bajo Sinú en el departamento de Córdoba.

El tema fue compuesto por el escritor Guillermo Valencia Salgado, más conocido como el Compae Goyo, y llegó a Puche a través de tertulias y parrandas que tuvo con conocedores de la cultura de la región.

Esos momentos de evocación histórica fueron suficientes para que el joven profesional hiciera una apuesta que le permitiera a los colombianos conocer más sobre el departamento de Córdoba y por ello, se la jugó con este proyecto que será lanzado oficialmente este 24 de agosto en Montería.

 “Esta canción llegó a mí a través de tertulias y parrandas con viejos sabedores que interpretaban con orgullo las tonadas con que habían crecido. La obra en sí es un disparador de sensaciones nostálgicas que me llevaron a preguntarme: ¿Qué tanto conocen Córdoba los colombianos? Con la idea de ”postales sonoras”, salimos a recorrer zonas conocidas –y otras no tanto– del departamento para grabar una visión muy personal del lugar donde nací. En sí, es un recorrido fílmico que degusta el imaginario y la fantasía de nuestra tierra Sinú", indicó el autor de la iniciativa, quien actualmente cursa estudios de Maestría en Gestión de la Cultura y Mercados del Arte.

Tío Conejo es el primer tema del trabajo que se titulará Tributo a las letras cordobesas y ha despertado en los críticos admiración y respeto por su carácter novedoso, como lo expresa Juan Luis Mejía Arango, ex ministro de Cultura y rector de la Universidad Eafit de Medellín.

En el mismo sentido se refirió el artista Noel Petro, conocido como el Burro Mocho, quien señala “Esta enciclopedia sonora es un valioso aporte a la construcción de la identidad cultural de Córdoba que nos invita a reflexionar cómo queremos ser reconocidos en el futuro".

Entretanto, el escritor cordobés José Luis Garcés señala que es “Imaginativo, interesante, naturaleza convincente... Estás abriendo un camino y rescatando a personajes de leyenda".

Esta canción habla sobre el recuerdo de las noches en el campo, en las cuales los adultos contaban a los niños las increíbles aventuras de Tío Conejo. Eran historias, que relataban sobre la creación del mundo, hazañas heroicas y magia, transmitían ideales morales y valores culturales, siendo protagonizadas por este héroe infantil que –a través de su astucia– lograba salir victorioso de los problemas en que se metía.


Cada año el Blues & Folk Festival celebra las músicas raizales a través del blues, el folk y otras formas musicales locales con influencias del rock, jazz, soul, y ritmos africanos y urbanos. A través de sus conciertos y agenda pedagógica gratuita, el festival se ha consolidado como un espacio que propicia el intercambio cultural mediante diferentes encuentros entre músicos internacionales, nacionales, locales y la comunidad en general.

Durante 13 años continuos el Festival ha logrado el fortalecimiento y reconocimiento de los procesos de interpretación creación y formación en torno a las formas tradicionales de músicas norteamericanas y del mundo. Con cada nuevo capítulo, el Festival busca generar espacios innovadores en contextos específicos que dialoguen con la historia de las músicas tradicionales y que no se limiten exclusivamente a la música, generando conexión con otras expresiones como las artes escénicas, visuales y plásticas.

LIZZETH HERRERA: EL BLUES DE UNA CARTAGENERA

El Blues & Folk Festival que es organizado por el Centro Cultural Colombo Americano con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos y la Secretaría de Cultura de Cali, en cumplimiento con su misión de promover el intercambio cultural, ha logrado llegar hasta nueve ciudades de Colombia, con la participación de destacados músicos de los Estados Unidos, España, Uruguay, México, Argentina y diversos lugares del territorio colombiano.

El Blues & Folk Festival se ha consolidado como una ventana para conocer de cerca la influencia de las músicas raizales en la producción artística nacional. Asimismo, se ha consolidado como un espacio que propicia el intercambio cultural, a través de los diferentes encuentros entre músicos internacionales, nacionales, locales y la comunidad en general.  

Fuente: https://www.colomboamericano.edu.co/programa-especial/blues-and-folk-festival/

  

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